El medio que simboliza ese reto es un extraño avión que tiene la envergadura de un Airbus 380 (80 metros), pero pesa como un coche (dos toneladas). Y es tan eficiente en el consumo de energía, que si funcionara con gasolina, gastaría un litro por hora.
De momento, ese aeroplano es sólo un proyecto, pero Bertrand Piccard y sus colaboradores ya están inmersos en la construcción de un modelo algo menor (60 metros de envergadura y 1,5 toneladas de peso) con el que intentarán demostrar que el reto es viable.
Probarán ese primer prototipo en la primavera de 2009 con un vuelo a baja altura, para plantearse unos meses más tarde un vuelo de 36 horas con el que cubrir un ciclo completo de día-noche-día. De ese modo, comprobarán que los paneles solares del avión generan suficiente electricidad durante el día para mantenerlo en el aire y para cargar las baterías con las que funcionará de noche.
Si funciona será otra demostración de energias alternativas que realmente funcionan. Aún así, muchos cambios han de ocurrir para que el petroleo quede en segundo plano.
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